¿Qué es la dermatitis?

 Te preguntarás mientras te rascas todo el cuerpo, y en tu piel aparecen pequeñas erupciones muy molestas. Pues eso, querida mía, es la dermatitis: una inflamación de la piel. No debe confundirse con otras enfermedades de la piel como la psoriasis, el eczema y demás.

Apariencia de la dermatitis

La erupción de la dermatitis se manifiesta como una picazón y enrojecimiento de la piel. Muchas veces, la forma tiene que ver con el tiempo que ha estado la dermatitis: la aguda puede presentar ampollas, costras y liquenificación. Las ampollas pueden supurar y desarrollar una costra. No es una enfermedad potencialmente contagiosa.

Generalmente, está diagnosticada clínicamente, basado en la historia y la apariencia del sarpullido. Sin embargo, a veces es difícil diferenciar los distintos tipos de dermatitis. Algunas pruebas que pueden arrojar luz sobre esto son las pruebas cutáneas de contacto y las de infección por hongos.

Tipos de dermatitis

MYSTICFALCON/ISTOCK/THINKSTOCK

Existen diferentes tipos de dermatitis, definidas por el agente causante en la mayoría de los casos. Por ejemplo, la dermatitis por contacto es una reacción alérgica; la dermatitis irritante suele producirse al estar en contacto con productos químicos; y la dermatitis atópica, que se acompaña de otros síntomas como la fiebre y el asma.

Hay otros tipos como la dermatitis del pañal, la seborreica, la dermatitis de autosensibilización o el liquen simple crónico.

La dermatitis suele ser causada por alergias, en personas que tienen asma, fiebre del heno y eczema. También es común en personas con piel y cabello grasos, aunque en esos casos puede ir y venir. Los factores hereditarios son otra opción.

Es más común en la infancia y en aquellas personas que tienen un trabajo donde manipulan productos químicos constantemente.

Tratamiento de la dermatitis

El tratamiento de la dermatitis es más certero si sabemos el tipo al que nos enfrentamos. Sin embargo, hay medidas que podemos tomar independientemente de la clase de dermatitis:

  • Mantener la piel lo más hidratada posible, ya que la sequeda genera quiebres por los que pueden ingresar gérmenes.
  • Utilizar medicamentos tópicos o antihistamínicos para reducir la picazón.
  • Evitar sustancias que produzcan irritación, como productos químicos y perfumes fuertes.
  • Tratar otras picazones e irritaciones, aunque no estén relacionadas.